En la plaza Independencia ha pasado de todo. Caminatas, tardes de retreta, exhibiciones de muestras, protestas, actos políticos, festejos de aniversarios patrios... Por ser el principal espacio verde de la ciudad, no tiene los usos de barrio y carece de juegos infantiles, aunque es muy bien visitada por estudiantes y todo aquel que quiere saber qué pasa por el corazón de la ciudad.

Lo raro en las plazas es que haya gente durmiendo. ¿Estudiantes o jóvenes en una tarde de ocio, como en un parque? ¿Obreros fatigados? ¿Gente sin hogar? Los fotógrafos han captado algunas escenas a lo largo de los años de personas dormidas, a las cuales, por cierto, no despertaron para saber qué hacían en la plaza. La que indica más cansancio es la de abajo, publicada en La Tarde del 10 de febrero de 1990, donde se ve a un hombre “tomando un reparador descanso” junto a una palmera, del lado sureste del paseo. Más atrás se ve la espalda de la estatua de la Libertad y la Casa de Gobierno.

Arriba, se observa a una joven bien vestida acostada sobre uno de los viejos bancos de madera, aprovechando la sombra en el probablemente caluroso 12 de enero de 1985.

Recuerdos fotográficos: La “vuelta del perro” por la plaza Independencia

En cuando a la foto inferior, fue sacada el 24 de noviembre de 1994 y no se distinguen mayores datos de la persona acostada en el duro banco de cemento, situado en la diagonal que va del centro de la plaza hacia la Catedral. Pero por la mirada de los estudiantes que conversan en el banco posterior, se intuye una situación por lo menos inquietante; acaso se trata de un anciano desvalido agotado por la vida.

La imagen de arriba fue publicada en LA GACETA del 26 de diciembre de 1994 con el título “Dos rostros de una ciudad”. Se trataba de la recorrida del fotógrafo en la mañana de Navidad para registrar imágenes de las celebraciones. Encontró a “un joven víctima de los festejos (que) dormía en la plaza Independencia como en su propia cama”.